Obra de Misericordia

La misericordia presente entre las chabolas

La pasada semana conmovía la noticia que se publicaba en algunos medios de comunicación social sobre un grave ataque que se producía en Vilanova i la Geltrú, en la que rociaron con gasolina y prendieron a un hombre, sin hogar, que dormía en la calle. Aunque éste es un hecho aislado desgraciadamente no es la primera vez que leemos noticia parecidas a ésta.

La pandemia del COVID-19 ha supuesto, para el mundo y para España, un momento muy difícil para todos pero si hay algún colectivo que ha sufrido con mayor dificultad la agresividad de este virus han sido las personas “Sin Hogar” que viven en la calle.

De esto sabe muy bien la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia, radicada en la parroquia de san Francisco de Borja en el castizo barrio de Ruzafa, que trabaja desde hace cuatro años, recorre los asentamientos de chabolas de la ciudad de Valencia, visitando y preocupándose de sus habitantes con estas personas más vulnerables de nuestras ciudades.

La pandemia de la Coronavirus no ha impedido que todas las semanas, socios y personas voluntarias de esta asociación, se volcaran y trabajaran por las personas sin techo que deambulan y duermen por las calles de la ciudad de Valencia.

Semanalmente los miembros de esta asociación católica salen por las noches para estar al lado de un colectivo que, en vez de disminuir, al contrario, ha aumentado pues la COVID-19 y la crisis económica que estamos viviendo ha acrecentado el número y las necesidades de las personas en grave riesgo de exclusión social.

Todas las semanas, tras un rato de oración y de encuentro personal con Cristo salen, ahora con todas las medidas sanitarias establecidas por las autoridades, desde la Parroquia San Francisco de Borja de Valencia para estar al lado de Francisco, Patricio, Ismael, Petrovic y Clara entre otras personas, ellos les esperan, no sólo para recibir algo de alimento, sino para lo que más importante si cabe, para sentir su cariño y su cercanía en estos difíciles momentos.

Concretamente, esta semana Francisco, que tiene 46 años y procede de Asturias, al recibir nuestro alimento le empezaron a salir unas lágrimas de sus ojos y, cuando uno de nuestros voluntarios le abrazó él exclamó: “gracias porque lo necesitaba; ha pasado mucho tiempo que no recibía ningún abrazo de ninguna persona.”

Historias reales, como éstas, que conmueven hasta incluso al corazón más frío, las vivimos todos los días que salimos a la calle para encontrarnos con ellos, afirma uno de los voluntarios que “necesita” entregar parte de su tiempo todas las semanas a estas personas más desfavorecidas. “Lo necesito” afirma, “ellos ya forman parte de mi vida son como de mi familia”. El hecho de que los miembros de esta asociación realicen su labor pastoral todas las semanas hace que se cree un vínculo mayor, si cabe, entre las personas a las que ayudan y los propios voluntarios.

Nos sorprende ver que, este grupo de personas, se encuentran desprovistas de todas las medidas sanitarias que, en estos momentos de pandemia, están recomendando las autoridades para este tiempo de pandemia y de confinamiento, afirma Pedro Miret Giner, sacerdote y presidente de la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia. Nos comenta que la asociación tiene prevista la celebración de una eucaristía el próximo miércoles a las 19h. en la parroquia san Francisco de Borja de Valencia para pedir por la pronta recuperación de la víctima de esta brutal agresión de Barcelona y por todas las personas “Sin Hogar” que malviven por las calles de nuestras ciudades.

Para poderse poner en contacto con esta asociación con el fin de poder recibir más información o poder colaborar con ellos, lo pueden hacer a través del correo electrónico: divinamisericordiavalencia@gmail.com.

Del periodista Baltasar Bueno de Religión Digital